Uno de los puntos más atractivos del Congreso del Partido Justicialista de este sábado pasaba por saber qué suerte correría el futuro de Edgardo Kueider. El senador nacional por Entre Ríos del peronismo estaba en el ojo de la tormenta, tras haber aprobado la Ley Bases en general en el Congreso y casi haber sido designado al frente de una comisión bicameral por determinación de Santiago Caputo, una de las principales espadas del presidente Javier Milei. Sin embargo, en un cónclave donde reinó la paz, finalmente el concordiense, por el momento, salió indemne.
En el encuentro celebrado en el camping del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) se escucharon alguna voces críticas y se leyeron algunos carteles dedicados al legislador, acusándolo de traidor. Pero, en la suma y en la resta, fueron los menos. El Congreso de casi 6 horas se desarrolló con normalidad, se conformaron las comisiones y tomó forma un Tribunal de Disciplina, que tendrá a su cargo eventuales solicitudes de expulsión o sanción. El senador no es el único apuntado, también hay mucho enojo con Martín Müller -actualmente funcionario del gobierno nacional de ultraderecha- y Alfredo Francolini, que ocupa un cargo en la Caja de Jubilaciones que hoy comanda la gestión frigerista en la provincia.
Así las cosas, Kueider sorteó ileso el primer cónclave del justicialismo entrerriano en casi una década. Al menos, por ahora. Un detalle no menor: el cierre estuvo a cargo de Gustavo Bordet, sin el cual el senador no hubiera jamás ocupado una banca en el Congreso. Pese a que ha manifestado sus disidencias, el exmandatario era señalado también como responsable de los actos de su coterráneo. Hoy primó la paz. Habrá que ver qué sucede de ahora en más.