Por Fabián Rogel (*)
Si hay algo que caracterizó al partido que pertenezco, el radicalismo, ha sido por su locuacidad, su verba, su discurso permanente.
Se acaba de suspender la convocatoria a la Convención Nacional, el organismo máximo de un partido que tiene más de 130 años de vida, la Unión Cívica Radical.
La Convención se iba a realizar el 25 del corriente mes de abril, en Capital Federal. Allí se iba a resolver qué rumbo iba a tomar el partido en el marco de las alianzas que hemos celebrado, y si la íbamos a mantener o no en las próximas elecciones.
Como en el truco, decidimos callarnos, y creo que callándonos, perdemos. En estos momentos que vive el país, lo peor que podemos hacer es silencio.
Suspender la Convención Nacional atenta contra toda lógica. No lo digo por ser yo cabeza de lista de los convencionales por la provincia de Entre Ríos, sino como dirigente y militante de este histórico partido. Lo digo porque me avergüenza esta actitud que nos priva de tener una voz.
Por sí o por no, en mayoría o en disidencia, el radicalismo necesitaba fijar una posición y los gobernadores también necesitaban tener un respaldo a partir de conocer qué se iba a decir en relación a la Libertad Avanza.
Guardar silencio frente a tanta conjetura, nos nos sirve de nada.
(*) Diputado provincial de Juntos por Entre Ríos