Por Natalia Souto (*)
Ayer se dio a conocer lo que ya sabíamos que iba a suceder: la condena a Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad.
Una condena injusta, producto de una causa repleta de irregularidades, que desde el inicio tuvo como único objetivo condenar a la vicepresidenta con la intención de obtener su proscripción política.
La causa tuvo inicios en el año 2016 y tuvo como juez de instrucción a Julián Ercolini, quien dictó en primer lugar el procesamiento. Sí, Ercolini, el mismo que en el día de ayer se dio a conocer que junto a un grupo de amigos jueces, fiscales, periodistas y funcionarios del GCBA tuvieron una reunión misteriosa en el Lago Escondido, propiedad de Joe Lewis. Reunión de la cual se dieron a conocer mensajes y audios donde buscan la forma de truchar facturas y elementos del viaje para hacer de cuenta que nunca existió. ¿Qué tienen que esconder? Aparte del escándalo que representa que jueces, fiscales y medios de comunicación tengan reuniones a escondidas. Tenían que esconder la mafia judicial que son y sus maniobras de construcción de un Estado paralelo.
Luego, en la etapa de juicio oral y público vimos la vehemencia de la acusación del fiscal Diego Luciani. Es sorprendente cómo a nadie le llama la atención el odio feroz que desplegó durante toda la acusación y alegatos finales. Recordemos que un fiscal tiene la obligación de investigar para llegar a la verdad, y tiene que ser absolutamente imparcial en sus manejos y decisiones, al igual que los jueces. Pero esto no es lo que vimos. Vimos un ensañamiento absoluto y sin fundamentos. Desplegaron mentiras, usando el aparato judicial y mediático para proscribir a la principal dirigenta política de nuestro país. Fiscal que, además, junto con uno de los jueces del tribunal oral se juntaban a jugar al fútbol con el expresidente Mauricio Macri. ¿Coincidencias? No. Nada de coincidencias.
Asistimos a un nuevo capítulo lamentable en nuestra historia. Hay grupos sin límites que en nombre de la democracia y la república hacen cualquier barbaridad. Se burlan de la sociedad, usando el Poder Judicial a su antojo y a los medios de comunicación para sembrar odio sobre una mujer que tuvo el valor de proponer otro modelo de país con justicia social. Pero para ellos eso es intolerable. Acá vemos las consecuencias.
Nuestro pueblo no va a permitir atropellos. No va a permitir que usen los poderes del Estado a su antojo. No va a permitir más discursos de odio. No va a permitir que se burlen de la democracia que tanto nos costó.
(*) Diputada nacional del Frente de Todos
Publicada en Parlamentario