Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos: quiénes se oponen y por qué

Dentro de la agenda de proyectos a tratar en el marco de las sesiones extraordinarias del Congreso, se halla la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, que ya obtuvo media sanción del Senado y se aguarda su aprobación en la Cámara de Diputados, luego de más de cuatro años de debate.

En octubre, con 64 votos afirmativos, 3 negativos y ninguna abstención, la Cámara Alta nacional aprobó la iniciativa, que establece la obligatoriedad de una advertencia en alimentos o bebidas sin alcohol que tengan excesos de sodio, grasas, azúcares o calorías. 

La iniciativa no sólo apunta a brindar información para que los consumidores puedan saber con facilidad qué comen, sino también regula la publicidad e incluye la educación nutricional y la promoción de alimentación saludable en las escuelas. El objetivo de fondo es contrarrestar la epidemia de sobrepeso y obesidad: el 66,1% de los argentinos tiene exceso de peso, según datos de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada en 2019.

El proyecto, que tiene como autores a la senadora Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) y el senador Julio Cobos (UCR), había alcanzado un dictamen en conjunto a partir de 15 proyectos de distintos legisladores de diferentes provincias y partidos políticos. En contra se expresaron las senadoras tucumanas Silvia Elías de Pérez, del radicalismo; y Beatriz Mirkin, del Frente de Todos; y la riojana del interbloque Parlamentario Federal, Clara Vega, por considerar que la ley afectará al sector azucarero de su provincia.

Entre los nutricionistas e investigadores abocados a la temática de la alimentación, la propuesta legislativa cosecha apoyos y también objeciones. Las voces a favor hacen hincapié en que el sistema de octógonos negros con la leyenda “Exceso en” ofrece información directa y clara a la hora de elegir y comprar, es el punto de partida para promover políticas públicas tendientes a prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, hipertensión y afecciones cardiovasculares, entre otras, y su aplicación en la región cuenta con evidencia científica.

En tanto, los reparos se centran en que el modelo de sellos negros no muestra los aspectos positivos de los alimentos, los estigmatiza, genera efectos económicos negativos en cuanto a la fabricación y empaquetado de la industria alimenticia, en especial en las pymes; no es suficiente para cambiar las conductas alimentarias de la población y los estudios realizados son limitados y no evalúan el impacto en la dieta de la población.