El Presupuesto 2023 prevé para Entre Ríos una serie de importantes obras de infraestructura, como la continuación de la Autovía 18 y reconstrucción de un tramo de la ruta 12. La norma delineada por el ministro de Economía, Sergio Massa, anticipa más de $428 mil millones para la provincia y además se contemplan proyectos para los cuales se autoriza la toma de deuda con créditos externos. Entre ellos figura el puente Paraná-Santa Fe, una vieja idea que cobró fuerza durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando parecía que podía concretarse a través de la figura de la Participación Público Privada (PPP).
Pese al impulso nacional, la promesa de licitación, los debates en torno a las cabeceras y otros aspectos técnicos, el enlace vial nunca se comenzó, especialmente como consecuencia de la crisis económica que comenzó a atravesar el país en 2018, que obligó a marginar la idea.
En cuanto a las “puntas”, Santa Fe consensuó su traza: en esa provincia, tras el cruce del río cercano al túnel subfluvial –sobre la zona de la Toma Vieja–, plantea una nueva calzada hasta unirse con la actual ruta nacional 168. Y luego del cruce sobre el río Colastiné, proyecta una traza hacia el canal de acceso al Puerto, atravesando el riacho Santa Fe y conectando con la Circunvalación del sur de la vecina capital y el sistema de autopistas. Del lado de Paraná, en cambio, no hubo unanimidad. La chance de que atraviese la zona de Toma Vieja, área natural protegida, generó la reacción y el rechazo de vecinos. El tema quedó inconcluso.
De allí en más, la iniciativa estuvo en la Ley de Leyes, pero jamás se ejecutó. En la gestión de Alberto Fernández se mantuvo la tónica y, de hecho, se lo puso como ítem en el frustrado Presupuesto 2022, que no fue aprobado por el Congreso habida cuenta la reticencia a acompañar de la oposición. Al margen de esa situación, en el presente período la conexión física fue noticia en dos ocasiones, por separado, abriendo nuevamente la expectativa.
La primera fue en marzo, cuando se firmó el memorándum de entendimiento entre Argentina y China, en el marco de la iniciativa denominada Franja Económica de la Ruta de la Seda y de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI. A través del convenio, rubricado por el presidente con su par Xi Jinping, se habla de darle viabilidad a a alrededor de 20 proyectos de cooperación en infraestructura de conectividad en áreas de interés mutuo, tales como rutas, ferrocarriles, puentes, aviación civil, puertos, energía y telecomunicaciones. A partir de ello, se conoció que el país recibirá financiamiento para obras por casi 28 mil millones de dólares. Dentro de las iniciativas, que abarcan a 13 provincias del país -Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Chaco, Formosa, Salta, Catamarca, Córdoba, Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego- estaría el puente que une las capitales, valuado en unos 920 millones de dólares
La ruta de la seda es un plan de China al que ya han adherido más de 140 países: 44 de África, 40 de Asia, 20 de América latina, y 10 de Oceanía. Es una plataforma para promocionar “el flujo de comercio e inversiones, la integración de los mercados y la cooperación económica regional abierta e inclusiva, emulando la antigua ruta comercial para el negocio de la seda”, acorde a lo informado por fuentes oficiales luego de firmar el acuerdo.
El otro momento que reflotó el proyecto fue la presentación del Plan Argentina Grande, de la mano del ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis. En un acto donde presentaron 120 obras estratégicas para el país, como parte de un total de cinco mil que se desarrollan en todo el territorio nacional.
En la lista, se incluyó al enlace vial. Fuentes nacionales indicaron que el proyecto nunca fue desestimado, mucho más teniendo en cuenta la urgencia de complementar al túnel subfluvial, dado que el flujo de tránsito entre ambas capitales se ha incrementado notablemente en las últimas décadas. En caso de concretarse, el objetivo sería concentrar en la nueva estructura todo el transporte del corredor bioceánico.
El mayor escollo, sin embargo, pasará por el hallazgo de financiamiento externo, en caso de no concretarse lo firmado con China. En una coyuntura donde el frustrado acuerdo con el FMI limitó notablemente el acceso al crédito del país y las variables macroeconómicas se muestran sumamente fuera de lo previsto, parece difícil que alguien deposite su confianza en el país. El gobierno, no obstante, parece no perder la esperanza de poder concretar la obra. ¿Será 2023 el año de su inicio?